EL “INTERES DE COLOMBIA” EN UN TRATADO QUE NOS ARRUINA
En mayo de 2010, en plena campaña electoral, al preguntársele sobre el TLC
con la Unión Europea el entonces candidato Juan Manuel Santos declaró que
estos “siempre dejan ganadores y perdedores” y añadió que aún así “lo
firmaría”.
Consecuente con su promesa, el 6 de octubre el vicepresidente de Colombia,
Angelino Garzón, emprendió una gira de catorce días por Europa para buscar
la aprobación de un Tratado de Libre Comercio que arruina a los lecheros
colombianos, no solo a los pequeños y a los medianos, sino a todos los
lecheros. Un TLC que terminará de quebrar lo que queda de la producción
alimentaria y que le entregará en bandeja de plata a las transnacionales
europeas (ejemplo: BP, Hocol, Unión Fenosa, Endesa, Gas Natural, Anglogold
Ashanti) las riquezas naturales no renovables de nuestro territorio, como es
evidente en la política minera, petrolera y ambiental que dejó el anterior
gobierno y que ha prometido continuar y profundizar el de Santos, bajo la
figura de las “locomotoras”.
Para que no quede duda, el pasado 8 de octubre en Madrid, Angelino Garzón
intervino durante una hora en el Foro de la Nueva Economía de The Wall Street Journal, patrocinado por Endesa, en el que declaró que “es un buen negocio invertir en Colombia”, porque es “una tradición de Estado garantizar la seguridad no sólo a nivel jurídico sino administrativo, político y de seguridad para la inversión nacional y extranjera”. Discurso en el que no se
ahorro en elogios al presidente de Endesa por la “labor que cumple en
Colombia” y en el que, para tranquilidad de los inversionistas españoles
presentes en el evento, agrega: “vamos a mantener todas las políticas que
fueron valoradas positivamente por el pueblo colombiano, del presidente Álvaro Uribe”, incluida la firma de “tratados de libre comercio con el mayor
número de países posibles”.
Con el cuento de los “ganadores y perdedores” en el TLC se han entregado
vitales sectores de la producción colombiana, con la quimera de ganar acceso
en otros productos que ni siquiera produce el país. Del lado del gobierno
colombiano no existe un solo estudio que demuestre cuáles son los famosos
productos nuevos que vamos a vender en el mercado europeo, ni cuáles son las empresas colombianas que invertirán en ese continente. Pero como se pregona la reciprocidad en estas supuestas negociaciones, valdría la pena preguntarle al gobierno ¿cuáles son los sectores de la producción europea que se van a arruinar por cuenta de firmar un TLC con Colombia? ¿Alguien ha escuchado alguna vez a un funcionario europeo decir: “habrá ganadores y perdedores”? yo no, sencillamente porque los únicos perdedores serán los de este lado del ‘charco’.
El vicepresidente Angelino Garzón fue a Europa a manifestar el “interés de
Colombia en que el Parlamento Europeo apruebe el acuerdo comercial”. Cuando se conmemoran 518 años de la llegada de los conquistadores españoles a América, habrá que preguntarle a Garzón ¿cómo puede ser del interés de los colombianos un TLC que nos recoloniza?