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15/07/2011

En Colombia la minería está desbocada, dijo Manuel Rodríguez, ex ministro de Minas,  en entrevista con María Isabel Rueda.

Por pura curiosidad: ¿escuchó la grabación de Al Yazira del joven ejecutivo colombiano que dice que, en materia minera, para convencer a las familias campesinas hay que comprarlas con ’money’?

Sí. Me pareció grotesco.

¿No es esa una radiografía muy cercana de lo que está pasando con la explotación minera en Colombia?

En Colombia, la minería está desbocada. Tanto la legal como la ilegal. No soy antiminero. La minería nos provee materiales fundamentales para el bienestar humano. Pero puede generar mucho problema ambiental si se hace mal. Y en el país vamos hacia esa dirección.

Están entregando todo tipo de licencias de minería, de manera anárquica y corrupta...

Es lamentable lo que ha ocurrido en los últimos años. De 2.000 títulos mineros pasamos a 8.000, que representan el 8 por ciento del territorio nacional. Se han dado licencias hasta en los páramos y en los parques naturales. En Colombia hay 3.600 operaciones de minería ilegal, según reciente informe de la Defensoría del Pueblo. Y se dieron títulos, lo cual es muy grave, en sitios donde hay minería tradicional. Muchas de esas familias no tienen papeles, pero han vivido de la pequeña minería por cientos de años.

¿O sea que no se debe estigmatizar toda la minería ilegal, porque incluye la artesanal?

Un tema son los pequeñísimos mineros tradicionales y los pequeños mineros nuevos que, en un país donde hay tanta inequidad, están buscando ganarse la vida de cualquier forma. Otro es la minería ilegal de retroexcavadora, grandes dragas y grandes motobombas, que son empresas multimillonarias que están simplemente haciendo minería ilegal. Eso hay que desterrarlo. El gobierno Santos está tomando medidas para hacerlo. Pero van a tener que designar unos comandos especiales de la fuerza pública con capacidad de mover esa maquinaria, que hoy en día puede ser paralizada por satélite. La cierran y cuando las autoridades llegan a moverla, no hay forma de abrirla.

Y dicen que parte de esa minería ilegal está vinculada con la delincuencia organizada...

Con las ’bacrim’, los ’paras’, las Farc... Hay un problema de seguridad democrática, ambiental y social.

¿Es cierto algo tan increíble como que el código minero colombiano fue asesorado por grupos de interés canadienses?

Según denuncias de ONG canadienses, fue en parte elaborado por una consultora canadiense y con recursos económicos de asistencia técnica canadiense. Y, ¡oh, qué casualidad!, una gran parte de las mineras que hay en Colombia son canadienses. Eso es inaceptable, a mi juicio.

Esto sí parece ser un asunto de ’money’. Se dice que el zar de la minería brasileña, Batista, se llevó a un camionado de concejales y políticos de Dibulla, con todo pago, al carnaval de Río...

Tomando las palabras de la entrevista de Al Yazira, esto es un problema de chequera. Eso sucedió con la minera MPX, del millonario brasileño Eike Batista. No sé si irían al carnaval o no. Eran los concejales de Dibulla y el director de Corpoguajira. Costó, en promedio, cinco mil dólares por persona. De ese caso se ocupó el diario Folha de Sao Paulo, porque a los mismos brasileños les pareció escandaloso. Pues el concejo de Dibulla le ha dado algunas exenciones de impuestos a la empresa minera. Y parece que las chequeras de las mineras son lo suficientemente grandes no solo para llevarse de paseo a los concejales, sino también para contratar altos ex funcionarios públicos colombianos.

¿Por qué lo dice?

Hay altos ex funcionarios del gobierno Uribe que han sido enganchados como altos ejecutivos de compañías mineras para que se encarguen de tramitar las concesiones y las licencias ambientales.

¿Como qué casos? Esa es una afirmación bien delicada...

MPX contrató a Leyla Rojas, viceministra de aguas hasta el 2010, como jefe jurídica. De su equipo hace parte Diana Zapata Pérez, ex directora de licencias ambientales del Ministerio, y Adriana Rodríguez, ex asesora del Ministro. El ex director de Ingeominas Julián Villarruel trabaja hoy para AngloGold Ashanti, la empresa con mayor extensión en títulos mineros (550.000 hectáreas y solicitudes por 2’000.000 adicionales). La ex canciller María Consuelo Araújo es presidenta de la Gran Colombia Gold Company, fusionada recientemente con Medoro. Gloria Lucía Álvarez, después de haber dejado el cargo de directora de la CAR de Cundinamarca (2007), ingresó a AngloGold Ashanti como flamante asesora jurídica. Hoy ataca a la directora de Cortolima por cuestionar públicamente el proyecto de La Colosa. También me parece escandaloso que el ex ministro de Minas Hernán Martínez sea miembro de la junta directiva de Medoro Resources. Durante su período como Ministro de Minas (2006-2010) se tramitó la reforma del código minero y se otorgó en forma caótica el mayor número de títulos mineros en la historia del país.

Complicado...

El ex ministro de Justicia Rafael Nieto es el presidente de la Greystar, después de que su antecesor no lograra obtener la licencia para explotar el páramo de Santurbán. Insistirán. Claudia Jiménez, directora ejecutiva del Sector de la Minería de Gran Escala, fue la coordinadora de las relaciones del gobierno Uribe con los gremios como ministra consejera del Gobierno hasta el 2010. Como tal, participó activamente en las discusiones con el sector privado sobre la reforma del código de minas.¿Entonces, ¿de qué estamos hablando?

Dígame usted...¿Para qué los contratan?

Pues los que he mencionado, unos para ser tramitadores de licencias ambientales con sus influencias por su reciente paso por el Estado; otros para que lleven la información que acaban de recopilar como funcionarios del Estado; otros para que con su poder de lobby se atraviesen ante cualquier modificación del código minero. Con ayuda de esos mismos influyentes funcionarios impedirán que el país aumente las regalías de la minería, de lo cual han hablado muchos expertos y hasta senadores.

Eso de las regalías mineras sí que es inequitativo con el país...

No se entiende por qué en Colombia se cobra apenas un 4 por ciento para el oro y un 12 para la sal. No hay una tarifa como en los otros países para que las regalías sean progresivas a medida que aumenta el precio internacional del oro.

Y exenciones de impuestos...

Le voy a dar un dato. De acuerdo con el economista Guillermo Rudas, que acaba de entregar un magnífico estudio de la minería en Colombia, en el 2007 las regalías pagadas fueron de 1,1 billones y las exenciones, de 0,59 billones. En el 2009, las regalías pagadas fueron de 1,93 billones y las exenciones, de 1,75 billones.

¡Es decir que prácticamente se les devolvieron las regalías! En esta locomotora minera van montados unos privilegiados...

Habría que explicarles a los colombianos por qué esas bajas regalías, por qué las exenciones. Tenemos que reformar el régimen minero. El caso del oro es grotesco. No entiendo lo de los derechos adquiridos, cuando en este momento las grandes operaciones de minería de oro no se han iniciado, no hay ninguna licencia ambiental que haya sido concedida y la mayoría están en su fase de exploración.

¿Será que las grandes multinacionales mineras nos están respirando en la nuca y no tenemos ya la posibilidad de ordenar esta avalancha?

Colombia no tiene la institucionalidad para eso. Me impresionó mucho que el ministro Martínez, en el gobierno pasado, escribiera una columna en respuesta a Salud Hernández diciendo que Ingeominas tenía la capacidad técnica para hacerle el seguimiento y la fiscalización a la minería. Fue una mentira que nos dijo a los colombianos. Tenemos instituciones profundamente débiles en el sector minero. El Ministerio de Minas es muy débil, Ingeominas es una cueva de Alí Babá. Las corporaciones autónomas no pasan por su mejor momento y al Ministerio de Ambiente apenas lo van a resucitar. ¿Cómo atender 8.500 títulos mineros, 19.000 que vienen en cola y 3.600 operaciones denominadas ilegales?

¿Estamos en camino de convertir a Colombia en un gran cráter?

Estamos ad portas de una tragedia ambiental. Como dice ese gran ambientalista que es Julio Carrizosa, Colombia es un país más bello que rico. Si algún colombiano quiere saber cuáles son los escenarios que estamos creando en Colombia, vean los documentales de Mauricio Gómez sobre el centro del Cesar, que muestran tres cosas: el desastre ambiental, el desastre social y que se roban todas las regalías. Nos quedamos sin el pan y sin el queso. Colombia está frente a una enorme amenaza. ¿Ese es el país que algún colombiano quiere?

Fuentes : http://m.eltiempo.com/politica/refo...

 

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Eltiempo.com