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07/10/2006

1. Crisis de la verdad Sentimos la crisis de la verdad cuando analizamos los mecanismos que utilizan los medios masivos de "información" : se silencian las cosas que no deberían silenciarse; se encubre -con silencio, tergiversaciones o manipulaciones- lo sucedido, o algunas de sus dimensiones, circunstancias y responsabilidades. Se avala o legitima, con informaciones falsas o interpretaciones forzadas, conductas o proyectos repudiables y perjudiciales para muchas personas, especialmente para los sin poder. Sentimos también la crisis de la verdad en el mundo de lo político: en las promesas que nunca se cumplen; en la manipulación de las estadísticas; en el ocultamiento de las finanzas y ejecuciones presupuestales; en ejercicio de presiones bajo otros ropajes; en el disfraz de los intereses personales o grupales bajo el manto de los "intereses nacionales"; en las falsas justificaciones de las leyes y decretos. Sentimos también la crisis de la verdad en el mundo cotidiano de la publicidad : en las técnicas ingeniosas para disfrazar los intereses del mercado bajo estrategias ficticias de "salud", "bienestar", "economía" y "moralidad"; en el ingenio que hace creer en la existencia de lo que no existe y en la no existencia de lo que existe; en los mecanismos subliminales de subyugación de clientelas; en la manipulación de los sentimientos y pasiones. Sentimos también la crisis de la verdad en el mundo de la Justicia : en el envilecimiento del testimonio humano por el soborno, la amenaza, el terror, la negociación de penas, la delación pagada, el anonimato como cobertura de irresponsabilidad y la garantía de impunidad como estímulo; en la manipulación de los procesos para buscar pruebas donde no puede haberlas y para no buscarlas donde sí puede haberlas; en las técnicas de ocultamiento o de "transformación" de los hechos, los escenarios, los victimarios y las mismas víctimas. Todo recubierto por la arbitrariedad total en la "valoración de las pruebas".

2. Conceptualización de la ''Verdad" Se ha llamado VERDAD OBJETIVA a la adecuación entre el conocimiento y la realidad, definiendo como conocimiento más verdadero al más fiel posible a la realidad, y VERDAD SUBJETIVA al hecho de comunicar a un interlocutor una visión de la realidad adecuada a la que se posee. Las fallas en la percepción, por deficiencias del objeto mismo (lejanías, mediateces, indefiniciones, ambigüedades, interferencias, etc) o del sujeto (distracción, debilidad perceptiva en algunos sentidos, desequilibrios psíquicos, etc.) afectan la objetividad de la verdad . Por otra parte, las presiones, los miedos, los intereses y pasiones, afectan la subjetividad de la verdad . Pero, por otra parte, el conocer humano es una actividad biológica. La función más amplia dentro de la cual se inscribe es la de dar viabilidad biológica al ser humano, individual y colectivamente considerado. La función de CONOCER LA REALIDAD no es independiente de OTRAS FUNCIONES: enfrentarse a la realidad; hacerse cargo de ella (lo práxico) y darle sentido (lo ético). Por esto, ni el conocer ni la verdad pueden estar "incontaminados" de un quehacer histórico (un proyecto histórico) que a su vez es portador de sentido (ante el cual no se puede ser indiferente, imparcial o desapasionado). En la cultura dominante predomina una concepción del conocer como función autónoma frente a lo práxico, que debe mantenerse "desinteresado" de todo proyecto o acción y de toda opción ética, e "imparcial" frente a todo grupo, proyecto o interés. Pero tal "autonomía" o "desinterés" en realidad encubren dependencias e intereses que no se quieren confesar, pues la relación con objetos es inseparable de la relación con proyectos . Si se entiende la verdad dentro de una relación con la praxis humana, a la manera como la parte se relaciona con el todo, la verdad aparece como "interesada", "conflictiva", "englobante", "transformadora" y "apasionada", sin que estos caracteres impidan en absoluto la búsqueda de adecuación entre el conocimiento y la realidad (objetividad), ni la adecuación entre el conocimiento y su testimonio (verdad moral).

3. La verdad sobre los crímenes de lesa humanidad Frente al campo concreto que nos ocupa: la búsqueda de la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados en un pasado reciente, encontramos: * Grandes dificultades para rastrear la verdad objetiva . Entre los hechos mismos y la percepción de esos hechos por sujetos/testigos que no fueran los mismos victimarios, fueron interpuestas numerosas barreras en forma sistemática: se buscaron lugares solitarios al abrigo de otros testigos; no se dejaron constancias o registros legales de lo actuado; se modificaron los escenarios de los crímenes y se falsificaron u ocultaron las identidades de víctimas y de victimarios. * Grandes dificultades para rastrear la verdad subjetiva . Lo que a pesar de todo fue visto u oído por quienes no aprobaban el actuar de los victimarios, fue compelido a permanecer en el silencio a través de intimidaciones explícitas o implícitas. * Las investigaciones formales se nutrieron de esas múltiples barreras: de la oscuridad de lo que se impidió percibir; de las "realidades" objetivamente falsificadas por los victimarios, y de los silencios compulsivos de quienes no podían revelar lo visto y oído sin poner en alto riesgo su vida y seguridad. * La "verdad" oficial, así construida con barreras o anti-verdades , ha nutrido un proyecto cultural de ostracismo o de satanización de las víctimas. Dicho proyecto se materializa en la impunidad que impide cualquier sanción social a los victimarios (convertidos en "anónimos") y a sus actuaciones, legitimando éstas subliminalmente; en el olvido de las víctimas y de los crímenes, consumado por los medios masivos de comunicación, afianzando el mensaje subliminal de censura a las víctimas y de aval a los victimarios, y en discursos explícitos de satanización de los proyectos históricos de las víctimas, que de paso legitiman o subliman los crímenes o al menos su impunidad y olvido. Todo este proyecto cultural, construido con anti-verdades , responde a intereses inconfesables; a un posicionamiento en favor de los poderes constituidos dentro del conflicto social; a una visión del mundo excluyente y discriminatoria ; a una posición conservadora de las estructuras dominantes y a un apasionamiento represivo. * De allí la necesidad urgente de BUSCAR LA OTRA VERDAD: - la que no se nutra de barreras objetivas entre el objeto y el sujeto, ni de miedos o terrores que bloquean compulsivamente la adecuación entre la verdad interior y la verdad exterior; - la que no se nutra de ostracismo o de satanización de lo que muchos seres humanos, que arriesgaron sus vidas, creyeron justo proponer a la sociedad; - la que no cierre las compuertas de la memoria y del pasado con amenazas de nuevos baños de sangre; - la que no le tema a un debate transparente de los intereses que la contextúan o inspiran; - la que tome posición en favor de las mayorías deshumanizadas; - la que se inscriba en la búsqueda de una sociedad menos discriminadora; - la que no le tema a las transformaciones exigidas por principios éticos ineludibles; - la que se apasione por su propia transparencia.

4. ¿Dónde buscarla? Ya se sabe que no podemos buscarla en los expedientes de la "justicia" ni tampoco en las "informaciones" que alimentan la "opinión pública". Si hay que hablar de la "Otra Verdad" es porque la que ordinariamente se tiene por tal y se vende como tal -en los medios oficiales y masivos- no es la verdad. Hay que hacer un esfuerzo ingenioso por derribar algunas barreras interpuestas entre el objeto y el sujeto: si se impidió ver y oír, como estrategia garante de la impunidad, hay que afinar la ciencia de los indicios y desbrozar todos los atajos posibles que den acceso a los hechos criminales y a sus actores. Hay que hacer, sobre todo, un esfuerzo, por derribar las barreras del miedo. Hay que partir de la convicción de que esa Otra Verdad está en la memoria prohibida de las víctimas, de sus familiares y de sus testigos, obligados a sobrevivir en el silencio; está en las fosas comunes y en las tumbas anónimas; está en los cuadernos de notas que fueron guardados sigilosamente en escondites; está en las lágrimas derramadas detrás de las puertas y en los músculos tensados de las gargantas que quisieran gritar pero no pueden; está en los rescoldos tuguriales donde moran los desplazados, como un fuego semidormido que pudiera despertarse con un fuerte viento; está en los sueños de un mañana construido a la medida de los ideales que fueron aplastados por el terror. Pero acercarse a esos recintos prohibidos y sagrados, implica revestirse de antemano de una fina compasión (padecer con) y de una insobornable solidaridad. Solo esa OTRA VERDAD hará plena luz sobre lo que NUNCA MAS puede volverse a tolerar.

Javier Giraldo M., S. J Bogotá, 2000

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Javier Giraldo