Por Colombia Informa desde Ginebra, Suiza. El viernes 14 de noviembre, colombianos y colombianas migrantes que hacen parte de la diáspora de compatriotas en Europa compartirán una conferencia pública con representantes del Coordinador Nacional Agrario -CNA- y del Congreso de los Pueblos de Colombia. Se proponen avanzar en los derechos de los migrantes y vincular a refugiados políticos y víctimas del conflicto interno en el exterior con los procesos de debate y diálogos de paz que se adelantan en el país.
El encuentro tendrá lugar en Ginebra, Suiza, más específicamente en la sede del sindicato interprofesional UNIA, uno de los más grandes del país. Allí conferenciarán Luzmila Ruano, integrante del Coordinador Nacional Agrario -CNA- de Cauca; Yolima Bedoya, vocera del Congreso de los Pueblos de Colombia; y Miguel Puerto, abogado defensor de derechos humanos, radicado en Londres en su carácter de refugiado político tras haber sido forzado a salir del país. Ruano y Bedoya se encuentran en Europa invitadas por entidades de apoyo a los procesos de paz en Colombia; en cambio Puerto, de 52 años, hace más de 20 que reside en el exterior y desde allí impulsó el Grupo Amplio de la Migración que lucha por hacer que las personas migrantes, refugiadas o asiladas se conviertan en sujeto político colectivo para que se les respeten sus derechos en las sociedades de acogida.
Con él dialogó Colombia Informa, a horas de la Conferencia que congregará a migrantes colombianos e internacionalistas de distintas partes de Europa en diálogo con referentes campesinas y populares de Colombia.
Colombia Informa: ¿Qué lugar tienen los migrantes que están en esa condición producto de la violencia política en Colombia, en la actual coyuntura de diálogos por los procesos de Paz?
Miguel Puerto: La migración colombiana, que hoy puede ser más del 10% de la población del país, nunca ha contado con ningún nivel de importancia para el Estado colombiano, muy a pesar de ser un número tan significativo de personas y de ser un ente colectivo que le aporta al país vía remesas, un porcentaje en divisas igual al que aportan el sector minero y demás riquezas extractivas del país.
En la actual coyuntura de los diálogos de paz, las víctimas y la migración colombiana en general, también siguen siendo marginadas. Hasta que por iniciativa propia se empezó a autogestionar acciones de organización y exigencia a los actores del proceso de paz, para que volvieran sus ojos hacia la migración.
C. I.: ¿Qué importancia tuvo el Foro Internacional de Víctimas que realizaron el pasado 13 de septiembre?
M. P.: Como resultado del Foro Internacional de Víctimas logramos impactar nuestra realidad ante medios de comunicación y frente a la Mesa de Negociación, que trajo como resultado que por fin se nos mirara y se nos tuviera en cuenta. Fue la primera vez que miles de víctimas en el exterior, al margen de quien era nuestro victimario, nos encontramos, nos identificamos y reconocimos como tal. Fue un paso muy importante en autogestionar un proceso organizativo nacido de seno de las propias víctimas. Sin contar con ningún tipo de recursos, logramos hacer de manera simultánea más de 20 foros en diferentes ciudades de Europa, Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica. Más de 500 personas participaron de manera presencial en estos foros, y 1500 participaron vía online. Pero lo más importante fue el hecho que nos identificamos en propuestas y empezamos a construir por primera vez un relato de las víctimas, elaborando nuestra propia historia. Las conclusiones de estos foros las entregamos en un acto protocolario al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR- en la ciudad de Ginebra, Suiza, y ellos vía diplomática la hicieron llegar directamente a la Mesa de Negociación en La Habana.
Desde ese momento dejamos de ser invisibles y empezamos a ser reconocidos por los medios de comunicación y por los actores del proceso de paz. Esto trajo como consecuencia que, por primera vez, una víctima del exterior fuera incluida en la cuarta delegación de víctimas que viajó a La Habana en la primera semana de noviembre.
C. I.: ¿Cree que quienes están exiliados por haber sido perseguidos en Colombia, hoy cuentan con garantías para regresar?
M. P.: Una paz verdadera no puede dejar de lado a las miles de víctimas y a los millones de migrantes que se vieron obligados a salir del país como con secuencia del conflicto armado. En esa misma dirección, el país debe prepararse para recibir a sus migrantes. Pero otra cosa distinta es si las víctimas y la migración tenemos garantías para regresar, y se debe responder que no las hay. Si no existen garantías para los luchadores populares, los defensores de derechos humanos que viven en Colombia, menos las vamos a tener las víctimas y los migrantes a los que por años el Estado abandonó e visibilizó. Una tarea inmediata es, precisamente, trabajar por construir las condiciones del retorno de los colombianos en el exterior. Debemos trabajar para que se den verdaderas políticas de retorno, basadas sobre el principio de dignidad, de reconocimiento, de reciprocidad por lo vivido y aportado por la migración; políticas que tengan en cuenta las condiciones propias del migrante, esto es, que muchos regresarán de manera definitiva, pero muchos más no lo harán así, porque su entorno familiar, laboral, de experiencia vivida, lo marcan definitivamente en su país de acogida. Esto significa que hay que construir políticas de retorno y políticas que garanticen las condiciones y los derechos de aquellos miles de colombianos que no regresan de manera definitiva al país.
C. I.: ¿Cuál espera que sea el saldo de la conferencia que protagonizará junto a dos mujeres representantes del proceso de recomposición popular que se vive en Colombia los últimos años, como son el CNA y el Congreso de los Pueblos?
M. P.: La importancia de esta conferencia radica en el hecho de que por primera vez el movimiento social colombiano, en este caso representado por el CNA y el Congreso de los Pueblos, empieza a ver a la migración colombiana en su dimensión real, esto es, acompañando y apoyando a los migrantes colombianos en sus luchas por la reivindicación de sus derechos, en la consolidación de la migración como verdaderos sujetos sociales de derechos. Si logramos esto, estaremos dando un gran paso hacia adelante y sobre todo, marcando un camino a seguir para que otras organizaciones y movimientos políticos entiendan que ese 10% de colombianos que viven por fuera del país es un colectivo humano que tiene mucho para dar y aportar en la construcción de nuestro país. Si logramos esto, vamos ganando.