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17/06/2011

La Piedra, no.8, été 2011.


Voy a tomar el aire de los muertos que me cubren voy a evadir las ráfagas a viento voy a llorar muy hondo mis derrotas voy a saborear el café amargo que es la vida voy a tenderme complacida en los humedales de las sangres y las flores.


¿Qué quien soy yo? ¿Cómo me llamo? ¿Que si estoy viva… herida? ¿O acaso, me han matado? ¿ Que quienes son los míos? ¿… mis compañeros? ¿Los que conmigo se deslizan en las sombras de lo oculto? Soy toda hecha de silencios y lealtades Piedra dura y muda cimiento de las edificaciones del futuro.


¿Qué quien soy yo? ¿Como me llamo? vuelve y juego en la apuesta de la vida soy la mujer de los mil nombres clandestinos la que se atrevió a tropezar en las trochas de la vida quizás queriendo apurar los pasos de la historia.


Soy la mujer en sus manos temblorosas las armas de los justos la que se ardió como semilla al agua, al sol,  al viento y en lsa heladas noches del infortunio tras emboscadas y abrió su cuerpo, su corazón, su ternura para conjurar la tragedia de la guerra.


Soy la mujer que cargo sobre  sus hombros y su espalda la agonía y los sufrimientos de su pueblo. La que hundió sus firmes pasos en la tierra para probarla de rebeliones y esperanzas.


Soy la mujer que se arrastro como serpiente y no dudo en cubrir su piel en barro para sorprender las fortalezas enemigas. La que sobrevivió y burlo Las infernales hogueras del terror La que se levanto de las cenizas la que tuvo que dejar sus brazos y sus piernas abandonadas y esparcidas en medio del campo de batalla la que no sabe ahora como hallarse entre su nuevo cuerpo mutilado… la que permaneció los tiempos necesarios para fortalecerse de fracasos y derrotas.


Soy la mujer que se debate entre las dudas de a que fuera ofrenda y resultado de su vida. La que lo dio todo sin quedarse nada, la que se pasa entre la reja y la ventana a contemplar el horizonte del futuro, la que ve nubes grises de pasar lento, tan lento como la interminable agonía de su pueblo y de sus días.


Soy la mujer que hoy habita la prisión de la infamia la que siempre supo que hay un “otro mundo” de felicidad, de paz y abundancia.  

II

  ¿Qué quién soy? ¿Cómo me llamo? Soy el puro “hueso seco” y el “aliento de la vida”. Soy la mujer agotada y consumida En la explotación y el trabajo.


Soy la mujer que se sentaba cada dia A la mesa del hombre Para no doblegarse a recoger La indignidad de las migajas La que se trajo y lleno de lagrimas Ante la escasa comida para sus hijos. La que se atrevió a desafiar en su abundancia a las tiendas del consumo


La que se violento al solo poder. Acariciar entre sus manos La humilde panela con la que Quizás soñaba endulzar la vida


Diaria panela necesaria Que hubo de dejar allí Adornando el altar de la opulencia Por no poder disminuir Se paga miserable; Soy la que huyo de allí A la vez: vacía y llena De iras y rabias contenidas.


Soy la mujer que busco y rebuscó Entre las basuras La que sufre y se arrastra En su miseria y su indigencia Por las calles.


¿Qué puede ser otra y no la mujer que soy? ¿Acaso el hambre no ha carcomido mis entrañas? ¿Qué nuevamente, Me han tirado la puerta en las narices? ¿Acaso no se habían cerrado Ya mucho antes… Desde siempre, Todas las puertas a la vida? ¿Acaso no era esta Estación probable En la apuesta por la vida?  

III

      ¿Qué quien soy ahora? soy la mujer que ya no extraña tu presencia la que se abraza a las dulces horas de la noche porque solamente en ese efímero instante, se olvida que está presa.


Soy la mujer de la melancolía infinita, la que aun se sobresalta al escuchar el tronar de los cerrojos. La que se despierta en madrugada sola para acariciar su incertidumbre, soy la que mato al olvido, la soledad, la indiferencia, los recuerdos, para quedarme en el silencio y escuchar solo la voz de mi conciencia  

IV

  soy la mujer de las heridas que no sanan la que se revolvió en la sangre de sus muertos la que se paró al borde de la fusa y tomó entre muchos los huesos de los suyos. La que amo y lloro en su orfandad, a los hijos de los justos. la que no olvida, ni perdona la que no vende ni acepta precio al dolor de sus entrañas ¿Acaso es mercancía? Soy la mujer para quien siempre fue un deber no dejar morir los sueños de sus muertos  

V

  Soy la mujer de la mirada llameante la que en la apuesta por la vida ha sido confinada, a la sepultura de los vivos. la que arrastra lastimosos pasos sobre baldosas carcomidas de abandono la que sueña volver con paso firme por las estrechas trochas de la vida


Soy la mujer que escupe fuego a la ciudad de la ignominia, la que se arde y quema en iras, la que aun se retuerce en las cenizas de sus sueños. La que hoy te dice:


Compañera, Camarada: No te abandones a la desesperanza. Retoma el fuerte aliento de la vida Eleva el fuego de la antorcha, que es tu cuerpo. cuerpo probado en la tortura, en los fracasos y derrotas y en las extenuantes jornadas de lucha


Guía el camino al socialismo y derrámanos con tu fertilidad política.


Han querido anticiparnos la muerte pero el nuestro es compromiso consecuente. Resérvanos un lugar allende los muros que hoy nos contienen Hombro a hombre lidiaremos en las contiendas que devienen.


De las Prisioneras Políticas, en voz de aliento a las mujeres que todavía sueñan y luchan por un mundo mejor


Reclusión de Mujeres de Bogotá, Buen Pastor, Marzo 8 de 2011

Author
PASC