El señor Harper da sus felicitaciones al presidente colombiano Álvaro Uribe por su respeto a los derechos humanos. ¿Qué concepción de los Derechos Humanos tiene el gobierno canadiense?
El Gobierno colombiano, cuya credibilidad está gravemente manchada por el actual “escándalo de la parapolítica” (11 diputados y senadores de su congreso están en la cárcel por complicidad en crímenes de los grupos paramilitares), no terminaba de resolver sus problemas cuando en el congreso de los Estados Unidos los demócratas bloquearon la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia, con el argumento principal de la situación crítica de los derechos humanos en este país. Sin embargo, el presidente Álvaro Uribe Vélez fue salvado en su caída por nuestro querido primer ministro que vino a Colombia a promover un TLC y aprovechó su visita para felicitar al presidente colombiano por su respeto a los derechos humanos.
Nuestro primer ministro parece ignorar que Colombia gana el triste premio del país donde se asesinan más sindicalistas cada año. ¿Será que el señor Harper nunca a consultado los informes de la comisión de las naciones unidas para los derechos humanos o los de la corte interamericana de derechos humanos que demuestran con numerosas pruebas la complicidad del gobierno colombiano en la creación, armamento, entrenamiento y mandato de las fuerzas paramilitares a las que se les atribuyen numerosos crímenes de lesa humanidad, 17.800 casos de homicidios y desapariciones entre 1988 y 2006 de acuerdo con los datos reunidos por varias organizaciones colombianas de defensa de derechos humanos?
¿A cuáles derechos humanos se refiere nuestro primer ministro? Tal vez estaba pensando más en los derechos de las empresas extranjeras como la Drummond o la Chiquita Brands, que pueden libremente contratar tropas paramilitares para “controlar” sus obreros, eliminar sindicalistas y apoderarse de las tierras de familias campesinas (Ver al respecto los juzgamientos de cortes estadounidense en contra de estas dos transnacionales). Las empresas canadienses aprovechan también de este contexto de impunidad, especialmente las empresas mineras que aumentaron mucho sus márgenes de beneficio y sus propiedades territoriales bajando las condiciones de trabajo de la población minera colombiana desde la adopción del nuevo código minero de 2001 (Código elaborado gracias a la colaboración de la Agencia canadiense de desarrollo internacional-ACDI)
Que el gobierno canadiense quiera enriquecer sus empresas aprovechándose del conflicto armado y de la impunidad, no hay nada de nuevo aquí, pero que su primer ministro se atreva a dar sus felicitaciones por el respeto a los derechos humanos a un presidente colombiano públicamente reconocido como uno de los principales autores del paramilitarismo en Colombia, nos hace temer lo peor respecto a las políticas de seguridad que el Señor primer ministro Harper quiere implantar en nuestro país.