Pasar al contenido principal
15/02/2012
Fue en 1997 cuando se instauró el llamado comercio del carbono, uno de elementos claves que se transformó en el protocolo de Kioto. Quizás una de las premisas más importantes en que se sustentó fue el plantear que el aumento de las superficies forestales iba a compensar el excedente de las emisiones originadas en el uso de los combustibles fósiles.

 

Evidentemente esto es falso, ya que el carbono que se extrae del subsuelo demora millones de años en volver a formarse. Los bosques absorben de forma temporal el carbono excedente en la atmosfera, una vez se llega a una tasa de concentración pueden devolver más carbono del que han absorbido. En relación al uso de las energía renovables, estas serán útiles frente a mitigar el cambio climático, siempre y cuando, simultáneamente, se disminuya de forma significativa el consumo de energía fósil.

EL “USO” DELCAMBIOCLIMÁTICO

La crisis climática que vivimos en la actualidad es una realidad que afecta en mayor medida a las poblaciones del Sur Global, poblaciones que día a día aumentan sus condiciones de vulnerabilidad, como consecuencia del propio desarrollo de los países industrializados del Norte y del modo de producción y de consumo que generan, en su conjunto, el calentamiento del planeta.

Las respuestas que se vienen formulando desde los centros de poder son falsas soluciones que ignoran las causas del problema y contribuyen a empeorarlo, aumentando la deuda climática de los estados del Norte, las corporaciones transnacionales y las Instituciones Financieras Internacionales. De esta forma, el llamado Cambio Climático está siendo una oportunidad para “enfrentar” la crisis económica y reforzar el capitalismo.

Frente a estos efectos se plantean soluciones de mercado, como los nuevos productos financieros “verdes”, la creación y venta de servicios ambientales y la mercantilización de la naturaleza.

En la pasada conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (abril de 2010 en Cochabamba, Bolivia) miles de representantes de organizaciones sociales se reunieron para debatir, analizar y proponer desde las realidades locales, alternativas ante esta crisis sistémica.

Este encuentro se produjo después del fracaso que dejó la COP 15, celebrada en Copenhague (diciembre de 2009 en Dinamarca) y a pesar de que estas propuestas se presentaron a la CMNUCC para ser incluidas en los textos de negociación en la pasada COP 16 (Diciembre de 2010 en Cancún, México) fueron omitidas en su totalidad.

EL MERCADO DE CARBONO

El enfoque de los mercados de carbono convierte a las comunidades, a sus miembros y a los recursos naturales en simples “bienes”, con una orientación a la circulación de estos por encima de las estructuras sociales, histórica y ancestralmente construidas y reconocidas. El mismo sistema capitalista es el pilar en el que se sustenta dicha lógica, potenciando la transformación del ser humano en su conjunto hacia un instrumento de producción, una lógica, pues, de venta y compra de fuerza de trabajo.

Dichos procesos conllevan a una acelerada transformación de los modos de relación económica campesina, cuyo fundamento se encuentra en la propiedad social y la autosuficiencia, en un sistema neoliberal basado en la propiedad privada, mano de obra barata, plantaciones agroindustriales, etc.

Esta estrategia, lejos de contribuir a la preservación y sobrevivencia de los recursos humanos, naturales y minerales, los expropian, expolian y desaparecen. Es necesario entender que la lógica de los mercados de carbono es una lógica de Acumulación= Apropiación= Despojo= Destrucción = Extinción. El mercado de carbono es, por tanto, promovido dentro del mismo marco regulatorio provisto para los Tratados de Libre Comercio.

Este es el caso del Plan Puebla Panamá (PPP), hoy rebautizado Proyecto Mesoamérica, una vez reorientada la lógica de intervención donde se priorizan 20 megaproyectos divididos en infraestructuras de carreteras, energía y telecomunicaciones. CONFERENCIAMUNDIAL DE LOS PUEBLOS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO Y LOS DERECHOS DE LAMADRE TIERRA FUENTE http://www.ips.org

Curiosamente, en el año 2007, cuando Colombia entra como miembro pleno dentro del PPP, se introdujo como tema prioritario la producción de los “ biocombustibles” , estableciendo con ellos metas de producción para cada uno de los países de Centroamérica que evidentemente han traído consecuencias catastróficas en cuanto a despojo de comunidades, militarización de estas zonas, pérdida significativa de biodiversidad, erosión del suelo y perdida de nutrientes a través de la filtración y perdida de soberanía alimentaria. Por si esto no fuera suficiente, las empresas que producen los “biocombustibles” reciben financiación en concepto de apoyo a proyectos o iniciativas de “energía limpia”, concepto y estrategia desarrollada dentro del Protocolo de Kioto, conocido como los Mecanismos de Desarrollo Limpio.

Además, por fuera de los mecanismos formales que establece el Protocolo de Kioto, están los subsidios que países como Estados Unidos otorga a sus productores de agrocombustibles. Esto incluye reducciones de impuestos, subvenciones y préstamos gubernamentales para promover la producción y mantener la competitividad económica a la par de la gasolina convencional, etc. Esta situación trajo como consecuencia, por ejemplo, que se destinaran grandes volúmenes de maíz para la producción de etanol y con ello menor disponibilidad de maíz para alimentación humana, lo que llevo en el 2006 a elevar el precio del maíz de US$2,80 a US$4,38 por bushel (aproximadamente de 50 lbs o 2,150 pulgadas cúbicas).

LAS FALSAS SOLUCIONES

Después de 17 años de procesos de negociaciones oficiales, los resultados presentados han sido insuficientes, y lejos de cumplirse los objetivos de reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero, establecido en el Protocolo de Kioto, las emisiones han aumentado de forma alarmante, teniendo en ello una participación preponderante los países del Norte. Se puede decir que lo que se ha permitido y premiado y oficializado con este tipo de comercio es el derecho a la contaminación.

Los acuerdos de Cancún y Durban ni siquiera incorporan en su conjunto las propuestas que desde hacía tres años los países en desarrollo habían planteado, los compromisos de mitigación para los países principalmente emisores fueron definidos sin ninguna vinculación legal, sin plazos ni calendarios. Lo que sí tuvo avances, y que evidentemente buscaban respaldar la implementación de los mercados de carbono, fueron los mecanismos de financiación, que es importante aclarar son, en esencia, los mismos que los acordados en Copenhague:

• Financiamiento de inicio “Fast-Satar”. Donde se han ofrecido U$ 30 billones para el periodo 2010-2012, destinado para la adaptación y mitigación, cifra irrisoria que solo representa el 6 por ciento de las necesidades estimadas y manejadas en el grupo de trabajo especial sobre la cooperación a largo plazo en el marco de la Convención (AWG-LAL), ya que lo estimado es de de U$ 160 billones para el mismo período2010-2012.

• Financiamiento a largo plazo. Se refiere a la misma oferta hecha en la COP 15, en Copenhague, se trata de movilizar los famosos U$ 100 billones hasta el 2020, evidentemente abriendo las opciones a fuentes públicas, privadas y “alternativas”, facilitando las condiciones de acceso a las empresas, a la lógica de mercado, “unidades comercializadoras” y demás actores del gran capital. Evadiendo totalmente las estipulaciones convenidas para la CMNUCC y el plan de acción de Balí.

• Fondo Verde para el Clima. De entrada, ya se ha dado el mandato al Banco Mundial para que lo maneje de forma interina.

Después de todos estos procesos negociadores, no se asegura que los fondos sean suficientes para cubrir los efectos de la crisis climática, que sean nuevos o adicionales a la ayuda al desarrollo y mucho menos sostenibles a largo plazo. Yse han introducido peligrosamente diversas fuentes de financiamiento, instrumentos financieros y modalidades de acceso orientadas a una lógica de mercado. Como si no bastara con los nefastos resultados de los últimos acuerdos, estos contemplan y oficializan mecanismos de endeudamiento para los países de Latinoamérica. Además de no obtener compromisos vinculantes, salimos con nuevas responsabilidades que, en concreto, implican una fuerte inversión de capital que será enfrentada vía préstamos y reducciones de gastos sociales.


*Beatriz F.R. es socióloga, con experiencias en procesos educativos y en dar seguimiento a los impactos de la transnacionales, con énfasis en el tema ambiental.

Este artículo ha sido publicado en el nº 50 de Pueblos - Revista de Información y Debate, primer trimestre de 2012

 

En el mismo tema en ingles:

 

 

Author
Beatriz F. R