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21/01/2013

La declaratoria de un parque natural regional en el Páramo de Santurbán debería ser una buena noticia. Paradójicamente, resulta lo contrario: se estaría abriendo campo a la extracción del oro, en contravía de una sociedad civil organizada.


El parque se encoge


No deja de causar indignación escuchar a la Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) dar parte de victoria por la declaratoria de parque natural regional, estimada para el próximo 17 de diciembre.

Las 10.890 hectáreas — tras varios recortes — conforman el área del Parque Natural Regional de Santurbán, pero resultan insuficientes para garantizar a perpetuidad el agua del Área Metropolitana de Bucaramanga, mientras en la zona hay concesiones de títulos mineros que cubren aproximadamente 37.000 hectáreas.

Desde junio de 2008, la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (CORPONOR) — es decir, la análoga de la CDMB en el departamento vecino de Norte de Santander — declaró como Parque Natural Regional Sisavita a la parte de páramo de Santurbán que está en esa jurisdicción, con un rango altitudinal entre los 1.845 y los 4.232 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) y sus esfuerzos se han enfocado, desde entonces, en aumentar considerablemente su área.

Por el contrario la CDMB ha dilatado la declaratoria, y ahora los santandereanos no entendemos por qué — como lo publicó la revista SEMANA — si se habló inicialmente de proteger más de 63.200 hectáreas, bajo jurisdicción de la CDMB y que hacen parte de la unidad biogeográfica Santurbán-Almorzadero, después se redujeron a cerca de 20.000, luego de 11.028, para terminar en 10.890 hectáreas.

El periodista Pastor Virviescas — ganador de varios premios nacionales de periodismo, entre ellos uno de periodismo ambiental — en su informe Santurbán, el parque se encoge hacía referencia el pasado 1º de diciembre en El Espectador al concepto previo vinculante emitido por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander Von Humboldt, que avala la declaratoria del parque natural regional.

Sin embargo, comenta el informe Virviescas, “en el concepto favorable emitido por Brigitte LG Baptiste, directora del Instituto Humboldt, se llama la atención sobre los recortes que la CDMB le ha hecho a la propuesta. De 12.267 hectáreas contempladas en octubre de 2010 por la entonces directora de esa corporación autónoma, Elvia Hercilia Páez, se pasó a 11.089 hectáreas en diciembre de ese mismo año, “sin ninguna justificación basada en información técnico-científica que sustentara dicha variación”.

Luego, el pasado 19 de septiembre, la CDMB habló de 10.912 hectáreas, restando 177 hectáreas al sector de Angostura (municipio de California), precisamente donde se halla el enorme yacimiento detrás del cual se encuentra la multinacional canadiense Eco Oro (antigua GreyStar)”.

Más grave aún, lo que dice a continuación el informe Virviescas: “El Humboldt también se dio cuenta de que la CDMB aumentó la cota de 3.000 metros sobre el nivel del mar, a 3.400, apelando a recomendaciones del Ministerio de Minas, pero de nuevo “sin los elementos de juicio basados en información biofísica que evalúen dicha variación a la luz de los objetivos de conservación propuestos”.

Y para completar los “ajustes”, reza el informe Virviescas, la CDMB pasó el 1º de octubre una última propuesta, pero con 23 hectáreas menos aduciendo razones jurídicas, es decir, apenas 10.890, restándole 1.377 hectáreas a la iniciativa de hace dos años.

Baptiste igualmente se mostró preocupada porque la vegetación de páramo y subpáramo se “encogió” en 544 hectáreas, “al tiempo que los bosques andinos (con predominio de robledales) y altoandinos se han reducido en un 76 por ciento, pasando de 627 a 149 hectáreas”, factor clave a la hora de ver el páramo de Santurbán como un frágil ecosistema y no como una simple línea de demarcación.

Así mismo Baptiste afirma “Hubiese sido deseable contar con un área que incluyera los ecosistemas de páramos presentes en la zona de manera más integral y coherente con los objetivos de conservación”, concluye el informe Virviescas.


¿Abriendo campo a la gran minería?


Si nos duele la pérdida de casi 75.000 kilómetros cuadrados de Mar Caribe, también debería doler la pérdida de la soberanía en ecosistemas como los páramos. Según denunció la revista SEMANA, las mineras no dejan entrar a los técnicos de la Contraloría. Al menos los raizales sanandresanos tendrán permiso para pescar en aguas de exclusividad económica nicaragüense.

¿Por qué se sigue permitiendo la exploración minera mientras se define dónde empieza el páramo? Cuando se habla de áreas protegidas una cota en metros sobre el nivel del mar es lo de menos, pues de éstas no se pueden excluir acuíferos, zonas de recarga hídrica, subpáramo, bosque alto andino, turberas, sistemas lagunares, y las cuencas y microcuencas hidrográficas, indispensables para el agua del Acueducto Municipal de Bucaramanga.

Alfredo Molano Bravo comentaba recientemente en su columna titulada El Oro es Rojo en el diario El Espectador cómo el gobierno de Santos ha emprendido una pelea contra la minería ilegal alegando razones ambientales y sociales. “En el papel válido. En la realidad, difícil. En el fondo no son medidas a favor del medio ambiente y menos de la gente que explota con batea y almocafre. Su objetivo, como lo dice el señor Restrepo, un poderoso minero antioqueño, es abrirles el campo a las multinacionales de la minería, casi todas canadienses. Empresas que, a través de la Canadian International Development Agency, contribuyeron a la redacción del nuevo código minero”.


No basta con delimitar el páramo


Personas de otras latitudes vienen sumándose al gran número de colombianos que piensan que la administración Santos va en el sentido equivocado. Noam Chomsky — en palabras de The New York Times, “probablemente el intelectual vivo más importante del siglo XX” dirigió una carta abierta al presidente Santos, con motivo de su viaje a Colombia en junio de 2010, para asistir a la inauguración del bosque Carol Chomsky, dentro del Macizo Colombiano, en honor de su esposa fallecida y por iniciativa de un movimiento campesino que lidera su defensa.

En esta comunicación expresa su preocupación por las actividades mineras a gran escala en un ecosistema sensible como es el Macizo Colombiano — estrella hídrica colombiana donde nacen los ríos Magdalena, Cauca, Patía y Caquetá— : “Me dirijo a usted por una preocupación general que comparto con muchos otros, sobre los planes de operaciones mineras a gran escala que, al parecer suponen, una grave amenaza para al delicado ecosistema del Macizo Colombiano”.

Y en otro aparte afirma: “…(el bosque Carol Chomsky) forma parte de un proyecto bien diseñado por los líderes de Santa Rita y cuidadosamente explicado en una reunión pública, para el desarrollo y la protección de los recursos hídricos y la riqueza del medio ambiente en general, los que seguramente serán gravemente perjudicados o destruidos por las operaciones mineras”.

En reciente columna publicada por Vanguardia Liberal, Se vinieron con toda, Sergio Rangel Consuegra afirma “… las entidades a las que les corresponde la vigilancia y el cumplimiento de la resolución 937 del 2011 como lo señala Jairo Puente Bruges la hagan cumplir pues es la norma que delimita los Ecosistemas de Páramos. La ECO ORO Y la Leyhat de Colombia realizan catastróficas exploraciones es zona vedada del Páramo. Que no se hagan los “pingos” porque pueden ir a parar a la cárcel”. En esta misma columna comenta…“sabiendo como lo sabe el codicioso propietario de la AUX que la codicia anida en el corazón del hombre, convocó al Club del Comercio a las fuerzas vivas de la ciudad (alguien dijo que eran los vivos de la ciudad) para explicar cómo en una operación casi quirúrgica, con la habilidad y asepsia de cirujanos, extraerían el oro de Santurbán y dejarían a todos los bumangueses ricos pero sin agua…”.

Están esperando la declaratoria de PNR o una definición simplista de páramo, por encima de una cierta cota en metros sobre el nivel del mar, porque creen que podrán devastar todo lo que quede por fuera de las insuficientes 10.890 hectáreas que piensan declarar o por debajo de una cota, a lo cual seguramente se opondrán los santandereanos.

La defensa del agua de Bucaramanga incluye no solo el páramo de Santurbán, sino las cuencas y microcuencas hidrográficas, como las del Suratá, Alto, Vetas, Charta, Suratá Bajo y Tona.

Estos proyectos mineros nunca tendrán la licencia social del pueblo santandererano, ni colombiano, condición sine qua non para la licencia ambiental.

Erwing Rodríguez-Salah Líder Cívico, cofundador y vocero del Movimiento Cívico Conciencia Ciudadana (MCC).


Author
Erwing Rodríguez-Salah