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29/05/2013

En este país se ha pretendido hacer desde hace 200 y tantos años un Estado en el cual no cabemos todos los pueblos, provocando múltiples y permanentes conflictos en diferentes ámbitos de la sociedad, varios de ellos llevados a la confrontación armada. La amplia diversidad que somos ha sido desconocida por quienes han pensado construir la nación a imagen y semejanza de sus ambiciones capitalistas, imponiendo ese estrecho Estado mono-cultural y autoritario con el que sostienen sus privilegios.

El año pasado los indígenas Nasa del norte del Cauca agrupados en la ACIN, respondieron una vez más a los impactos del conflicto armado sobre sus comunidades y sus territorios, que ya dejaban una docena de civiles muertos y una alta destrucción de su infraestructura. El país y el mundo conocieron entonces esta realidad cuando la guardia indígena retiró el puesto militar ubicado en Cerro Berlín; independientemente de la tergiversación que hicieran los medios comerciales.

Entonces el Estado racista, centralista y guerrerista se pronunció en contra del pueblo Nasa, calificándolo como separatista y señalándolo como instrumento de la subversión, con lo que evadió el cuestionamiento a su responsabilidad constitucional, en tanto garante supremo de la vida y la convivencia de los colombianos. Pero sobretodo, se encubrió el repudiable hecho de que estos gobiernos por el contrario si despedazan el país para entregarlo en títulos mineros a las Empresas Transnacionales. En realidad ésta es la razón fundamental por la que no aceptan que las comunidades en las regiones decidan sobre el ordenamiento de sus territorios.

No era la primera vez que la ACIN le tocaba responder de esta manera. Desde los años 80 el pueblo Nasa ha asumido consecuentemente los mandatos de los Congresos de la ONIC sobre unidad, cultura y autonomía. En el Cauca, la realización de los mandatos de los Congresos del CRIC de liberación de la madre tierra,ha tenido a la ACIN como uno de sus protagonistas. Y desde que el conflicto armado se ha acrecentado en sus territorios, hace ya cuatro años, la ACIN ha sido persistente en la necesidad de establecer los diálogos regionales con todos los actores, con el fin de posibilitar acuerdos humanitarios; diálogos que los gobiernos nacionales han prohibido una y otra vez.

Lo que en el fondo se evidencia en esta situación es que el reconocimiento formal de que este es un país pluricultural, debe traducirse en el reconocimiento de autonomías y de institucionalidades propias. Implica que en los actuales debates sobre los caminos de la paz y los cambios que la superación de los conflictos reclama, hablemos acerca de lo plurinacional y de las identidades territoriales en la visión de nuevo Estado. En el caso de los pueblos ancestrales, se trata de reivindicar en sus raíces culturales las potencialidades para superar la homogenizante e indignante civilización occidental, la que sustenta las lógicas de explotación de la naturaleza y los seres humanos para que unos cuántos acumulen riquezas.

Precisamente la irrupción de los pueblos indígenas en los procesos sociales y políticos de América Latina, ha permitido nuevas lecturas, nuevos sujetos y nuevas formas de poder para las históricas luchas libertarias y socialistas de este continente. Quienes andamos en Congreso de los Pueblos, reconocemos esa presencia en los orígenes y desarrollos de nuestro proceso, particularmente de las comunidades indígenas del Cauca.

Con esta mirada sobre el carácter del conflicto, su expresión en el Cauca y sus actores fundamentales, hoy vemos con profunda preocupación el rumbo que empieza a tomar la radicalización de las diferencias en el Norte de ese departamento. No hay un momento de nuestra historia reciente en el que más precisemos de la unidad como el de ahora, cuando estamos disputando un camino hacia la paz con quienes han mancillado sistemáticamente la dignidad de los pueblos y del país. Ahora es cuando menos podemos perder la perspectiva de nuestras luchas, que con todos los costos, nos han posibilitado llegar a estos escenarios en los que hay una aceptación de la necesidad de replantear los modelos que tienen al país en crisis.

La división es la estrategia principal que ha mantenido este régimen que nos amarga la vida. No podemos ser su instrumento legitimador en esta hora crucial. Las diferencias llevadas al extremo de la violencia facilitarán la imposición de una paz que no es la nuestra, no la Colombia que queremos los pueblos. El nuevo país que estamos haciendo no es autoritario, es un proceso consciente y emancipatorio. Coloquemos los reconocimientos como procesos políticos por encima de la descalificación y el señalamiento; y en especial, reconozcamos a las organizaciones sociales como actores civiles.

Los pueblos no podemos seguir dirimiendo nuestras diferencias a través de comunicados, los cuales son tergiversados y manipulados por los monopolios de la información. Se hace urgente el debate directo, en el cual desde el respeto y la fraternidad que nos merecemos, abordemos con trasparencia y con el mejor ánimo, los problemas y sus soluciones. En lo nacional e internacional, las mismas organizaciones sociales compartimos espacios de articulación. Llamamos a las organizaciones populares de la tierra caucana, a establecer un espacio de conversaciones para superar nuestras dificultades y contradicciones, desde los intereses históricos que han empujado las luchas sociales y políticas. En ese propósito, que echemos a andar el Encuentro interétnico e intercultural donde acordemos instrumentos propios para la resolución de los conflictos. Cuenten con el Congreso de los Pueblos en ese propósito

Independientemente de las diferencias en los métodos, hoy al pueblo colombiano nos arropa una sola bandera: ¡la paz con justicia social y vida digna! Los conflictos del suroccidente colombiano son expresión del estado de cosas que necesitamos trasformar. En consecuencia, el Congreso de los Pueblos recoge los mandatos del reciente Congreso para la Paz para proponerle a los caucanos y caucanas, a las fuerzas sociales y políticas, a los gremios económicos, a las iglesias, a los gobiernos y a las insurgencias, a que convoquemos una gran Mesa Regional de Diálogo. ¡¡La paz es con todos y todas!!

Fraternalmente,

Equipo Dinamizador Nacional

CONGRESO DE LOS PUEBLOS

Bogotá, mayo 27 de 2013

Comisión de Comunicaciones

E-mail: comunicaciones@congresodelospueblos.org
www.congresodelospueblos.org
Colombia.

Author
Congreso de los pueblos