Dana Farraj es Palestina; estudió derecho en su país y realizó una pasantía de cuatro meses en Colombia con el Equipo Jurídico Pueblos. Dana forma parte del movimiento palestino “PULSE” (pueblo palestino unido por la libertad, la solidaridad y la emancipación), quienes, a su vez, integran un foro juvenil llamado Nabd. En la presentación formal de “PULSE” surge de “necesidad de iniciativas y movimientos convergentes que luchen por la libertad y la justicia contra la opresión, la explotación y la discriminación en todo el mundo. Creemos que la unidad entre los movimientos sociales y políticos en todo el mundo inevitablemente ayudará a proteger y liberar los valores humanos, la justicia comunitaria, las libertades culturales y políticas de las políticas neoliberales, la explotación imperial, la opresión y los regímenes autoritarios y reaccionarios” Desde su tierra Palestina, Dana Farraj concedió la siguiente entrevista que consideramos de gran valor desde la perspectiva del internacionalismo que debe caracterizar los procesos populares del mundo.
¿Sabemos que estuvo varios meses por fuera de Palestina, qué situación encontró en su país al regresar?
Hace un mes que regresé a Palestina después dos años y medio fuera. Para hablar de la situación, tenemos que distinguir entre dos posiciones; la posición de la autoridad palestina por un lado y la posición del pueblo palestino del otro lado. La autoridad palestina continúa en su política de cooperación de seguridad con las fuerzas israelíes contra el pueblo palestino y sus intereses, y al mismo tiempo continúa en su política económica liberal, entonces no podemos hablar de cambio real de la situación.
En lo que respecta al pueblo palestino, desde mi punto de vista, estamos esperando el momento para levantarnos, el pueblo palestino nunca deja la lucha. Tal vez en este momento la lucha palestina no esté organizada y se encuentre fragmentada, sin embargo, puedo sentir todas las tentativas de los jóvenes de empezar una nueva época de resistencia; en particular para avanzar en la cultura, la conciencia y la cultura de acción comunitaria y voluntaria. Hay mucha esperanza y mucho trabajo.
El aparato represivo de Israel ha incrementado su política genocida contra su pueblo, ¿cuál ha sido la respuesta desde los palestinos?
Israel tiene un proyecto sionista desde el primer momento, una política genocida contra el pueblo palestino y su identidad. El proyecto de Israel no es solamente contra los palestinos, sino contra toda la región árabe y hace parte de un proyecto internacional del imperialismo y la explotación de las riquezas de los pueblos. Esta política continúa de varias maneras.
La cultura de resiliencia, resistencia y desafío se puede encontrar siempre en cada palestino y palestina. Israel tiene por política destruir las casas de las familias de los mártires y los presos políticos. Así, la madre palestina cuyos hijos están en prisión o han sido asesinados por los sionistas resiste al decir “no importa, construiré otra casa” tras la demolición de su hogar. A este acto de coraje individual se suman formas de acción colectivas cuando los palestinos se agrupan e intentan impedir la demolición los hogares de los luchadores por la libertad.
Los palestinos en todas partes están luchando para existir, para proteger su identidad: los palestinos que viven en el territorio ocupado por Israel en 1948 y los palestinos de la franja de Gaza están saliendo a una marcha cada viernes desde hace un año para exigir el retorno a sus casas y para detener el asedio en Gaza. Los palestinos en Cisjordania y en Jerusalén están utilizando nuevas maneras e iniciativas de lucha. Los palestinos en el exilo (que son la mitad de la población palestina) siempre trabajan para el derecho al retorno.
En este momento, todos los palestinos rechazan El "Acuerdo del siglo" planteado por EE.UU. que busca, aparentemente, brindar una “solución” a la causa palestina. Sin embargo, plantea medidas como, por ejemplo, que los palestinos expulsados de sus tierras cuando se instauró la ocupación israelí en 1948 no tengan derecho a retornar a ellas.
¿Cuál es la situación de las presas y presos políticos palestinos?
La ley israelí dice que cualquier palestino puede ser detenido si "existen argumentos razonables para presumir que la seguridad pública de esa área así lo requiere".
Hoy hay aproximadamente “5440” prisioneros políticos según Addameer (Asociación de apoyo a los presos y los derechos humanos). Entre ellos 48 prisioneras, 8 miembros del consejo legislativo palestino, 209 niños y 497 que sufren el polémico estatus detención administrativa.
El confinamiento en solitario y el aislamiento son las dos medidas que se imponen durante la sentencia de encarcelamiento o prisión de un detenido. El confinamiento en solitario se utiliza abiertamente en Israel como medida disciplinaria, y también es práctica común durante los interrogatorios, usándose con regularidad inmediatamente después de la detención.
Las celdas de aislamiento en las distintas cárceles israelíes son similares en tamaño - típicamente de 1,5 por 2 metros a 3 por 3,5 metros. Cada celda tiene generalmente una ventana que mide alrededor de 50x100cm, que en la mayoría de los casos no permite la entrada de luz o aire suficiente desde el exterior. Estas celdas incluyen un inodoro y ducha; los presos suelen colgar una cortina para separar la zona de baño y ducha del resto del recinto.
El Servicio Israelí de Prisiones (SIP) ha adoptado una política sistemática de negligencia médica contra los presos y detenidos. Organizaciones de derechos humanos estiman que desde el comienzo de la Intifada de Al-Aqsa, que duró del 2000 al 2008, 17 presos palestinos han muerto en cárceles israelíes y centros de detención por negligencia médica.
Las fuerzas de ocupación israelíes arrestaron a 509 palestinos del Territorio Palestino Ocupado (TPO) solamente en enero de 2019. De estos, 89 eran niños y 8 eran mujeres.
Conoció usted una parte de colombiana, ¿qué similitudes encuentra en la ocupación de los territorios palestinos por parte de Israel con nuestra realidad?
La construcción de los asentamientos, aislar las aéreas palestinas unas de otras y convertirlas en enclaves al construir el muro del anexión. El aislamiento y la judaización de la ciudad de Jerusalén y la confiscación de casas y el desplazamiento de los palestinos a través de los asesinatos y arrestos indiscriminados de mujeres, hombres y niños palestinos y los ataques diarios de los colonos contra nuestro pueblo y nuestra agricultura.
Las masacres contra los pueblos con el objetivo de desplazar la gente que tuvieron lugar en Colombia y en Palestina desde los años de 1948 guardan importantes similitudes.
El plan de Colombia planteado por EE.UU. es el vehículo para la implementación de políticas neoliberales manifestadas por la proliferación de empresas transfronterizas y la privatización de los servicios públicos, particularmente en el campo de las empresas extractivas. El problema a este respecto radica no solo en el principio de extracción de minerales y petróleo, sino también en la fuerza y la violencia utilizadas cuando los intereses de estas empresas se oponen a los intereses de las personas. Por lo tanto, los campesinos y los pueblos indígenas son los primeros colectivos afectados por estas políticas y, por lo tanto, están constantemente amenazados por el asesinato y la expulsión.
El proyecto de desarrollo económico implementado con la creación de la Autoridad Palestina solo puede describirse como un proyecto económico neoliberal. Sin embargo, es un sistema que no es compatible con la situación palestina. Solo sirve a la clase de la élite política y al capital económico y está lejos de las clases trabajadoras y del concepto de justicia social. Lógicamente, es imposible hablar de una economía palestina libre e independiente mientras dependa de la economía sionista. Esta dependencia económica está asegurada por el Protocolo de París firmado en el marco del acuerdo de Oslo en 1994, entre la Organización de Liberación de Palestina "OLP" en ese momento y la entidad sionista.
Debe destacarse que la economía palestina antes de la catástrofe del año 1948 era una economía agrícola productiva. Durante el período anterior a 1967, la agricultura representó el 69% de las actividades económicas. Así, el sistema económico actual se está alejando de las bases productivas tradicionales del estado y tiende hacia una economía cuyo único horizonte es fomentar la cultura del consumo.
Mientras defendemos la libertad de nuestros presos y presas políticas en las cárceles y centros de detención sionista, como presos y presas que han sido detenidos defendiendo la libertad de la tierra y los seres humanos, rechazamos la detención política utilizada por los gobiernos contra activistas en movimientos sociales que pidan dignidad humana.
Estamos luchando juntos con todos los pueblos, clases y grupos oprimidos que sufren persecución y represión política por parte de los gobiernos capitalistas, como ocurre hoy en el movimiento social en Colombia, que está sujeto a acciones de seguridad y arrestos de todos sus activistas o la exposición de los campesinos a la confiscación de sus tierras por parte del gobierno en beneficio de las empresas multinacionales.
Se están llevando a cabo campañas conjuntas contra la militarización, particularmente en el contexto del boicot internacional, desinversión y la campaña de sanciones contra Israel. De hecho, los pueblos de ambos países ven la misma prueba de arsenales militares contra ellos, lo que la hace más atractiva en los mercados mundiales. Ejemplos icónicos como el del líder paramilitar Carlos Castaño, quien en su autobiografía relata su entrenamiento por Israel, donde aprendió el arte de la guerra regular e irregular y obtuvo armas israelís para la guerra en Colombia.
Las organizaciones también se han opuesto a la firma de un acuerdo de libre comercio entre Colombia e Israel, particularmente por su impacto en el campesinado tanto en Colombia como en Palestina. Las organizaciones de agricultores de ambos países trabajan juntas en la Vía Campesina.
Esta relación entre las luchas de Colombia y Palestina tiene otras raíces más antiguas. El revolucionario Antoine Jamil Daoud nos recuerda otro tipo de relación. Antoine nació en Bogotá, la capital de Colombia, en 1909, de origen palestino de la ciudad de Belén, fue responsable del bombardeo del edificio de la Agencia Judía asociado con el movimiento sionista en 1948 en Jerusalén. Su trabajo en Palestina no estaba terminado, estaba planeando una gran operación en agosto de 1969, pero murió unos días antes de la ejecución.
¿Para usted que es el internacionalismo?
La lucha común entre los pueblos es una introducción al logro de la democracia, la libertad y la justicia social para todos los pueblos del mundo, donde quiera que se encuentren. Para alzar nuestra voz contra la opresión, la represión y los arrestos políticos de los líderes estudiantiles y campesinos que luchan por sus derechos.
Una vez más, tengo la confianza en la inevitabilidad de la victoria de todos los pueblos oprimidos. Dejemos que nuestra mirada se torne hacia el cielo.
En la era de la globalización de la represión, la lucha debe ser globalizada.
En definitiva, el internacionalismo para mí es el sentimiento de luchar por la causa palestina cuando estuve participando en la lucha colombiana.