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08/09/2012

El juzgado octavo penal del circuito especializado de Bogotá condenó a 312 meses de prisión e interdicción de derechos y funciones públicas por el termino de 10 años al a General 9 (R) Rito Alejo del Río Rojas por el asesinato del que fue víctima al afrodescendiente Marino López Mena en el marco de la Operación Génesis adelantada en el Cacarica y Salaquí entre el 24 y 27 de de febrero de 1997.

El juez declaró “penalmente responsable del delito de homicidio agravado en calidad de autor mediato por dominio de una estructura organizada de poder”. Resolvió, además, “no otorgar al sentenciado ningún mecanismo sustitutivo de la pena de prisión”.

En el fallo se sostiene que la operación “Génesis” y las actuaciones paramilitares fueron una única unidad de propósitos entre la brigada 17 y los paramilitares de las AUC y que formaba parte de una estrategia de de consolidación paramilitar, toma de territorios y sometimiento de un enemigo común.

Concluyó la decisión que la muerte macabra de Marino López no es aislada sino un medio para provocar terror “y se realiza en un contexto pretederminado y con un objetivo específico , vale decir, causar TERROR para lograr el desalojo de una población civil no combatiente”.

Este proceso se inició con vinculación de Rito Alejo del Río de 2008, luego de enfrentarse diversos mecanismos de impunidad.

En la etapa de juicio de este proceso, el abogado de la defensa del condenado ex general, que ordenó la operación 004 a la brigada 17 afirmó que en el desarrollo de toda la operación Génesis, tuvo comunicación permanente con el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez. Igualmente en su defensa se sostuvo que la operación tuvo conocimiento del presidente de ese momento Ernesto Samper Pizano y que se realizó por el tipo de bombas y objetivos con el consentimiento del Estado Mayor Conjunto.

El pretexto de un ataque contra guerrilleros del frente 57 de las FARC en la cuenca del río Salaquí para lograr la liberación de unos infantes de Marina en poder de ese movimiento armado, esa fue la excusa para la operación de efectivos de la brigada 17 y sus aliados paramilitares.

El desarrollo de la estrategia paramilitar en el bajo Atrato en Cacarica y Salaquí fue anunciada por los paramilitares desde mayo de 1996. En las etapas de este proceso, el ex mando paramilitar Jhon Fredy Rendón Herrera, conocido como “El Alemán” extrajudicialmente envió una carta al general ® Rito Alejo del Río Rojas para que dijeran toda la verdad. El general guardo silencio y en todo el proceso indicó que no tenía vínculos con paramilitares.

En octubre de 2008, Noticias Uno divulgó un video en que Rito Alejo del Río, privado de la libertad por este proceso, conversó con el ex ministro Fernando Londoño urdiendo un plan de desprestigio con los llamados “negritos” y de montajes judiciales contra integrantes de la Comisión de Justicia y Paz. Esta campaña se mantiene hasta hoy sin investigación alguna del fraude procesal.

La decisión judicial puede ser apelada por la defensa del general ex militar. La decisión conocida hoy es un pequeño soplo de justicia que descorre la niebla de la impunidad y la criminalidad en que está inmerso amplios sectores del Estado en la región del bajo Atrato y el Urabá antioqueño. Por la exigencia de justicia, las comunidades negras de Cacarica, asociadas en Comunidades de Autodeterminación, Vida y Dignidad, CAVIDA, y un grupo de mujeres que habitan aún desplazadas en Turbo han sido blanco de persecución judicial, amenazas, hostigamientos desde 1997 hasta hoy, exilios, y tres desplazamientos forzados.

En 2003 luego de permanentes e insistentes exigencias de justicia en respuesta con el concurso del general Jorge Enrique Mora Rangel y personas cercanas a empresas como Pizano S.A., y Maderas del Darién se realizó un montaje judicial contra las víctimas de este proceso.

Se acusó con falsos testigos a los miembros de las Comunidades de Autodeterminación Vida y Dignidad del Cacarica -Cavida- de los consejos comunitarios como desplazadores, torturadores, auxiliares y o guerrilleros, traficantes de armas y de drogas.

La empresa maderera luego de la terminación de la operación “Génesis” inició operaciones de extracción maderera en el sitio conocido como La Balsa, en Cacarica, justo en el mismo lugar donde los paramilitares se instalaron cuando ingresaron con la opeación “Génesis”.

Posteriormente, los paramilitares montaron en el mismo lugar una empresa C.I Multifruits Ltda. exportadora de banano, con proyecciones de palma y de coca, como los anunciaron los paramilitares. Para el primer producto firmaron un acuerdo con la empresa Del Monte en el que participo un familiar del “Alemán” llamado Germán Monsalve y un dirigente del partido conservador Juan Manuel Campo Eljach. Monsalve se encuentra detenido en los Estados Unidos.

Las operaciones ilegales del DAS también se realizaron contra esta comunidad y sus acompañantes, pretendiendo alimentar el montaje judicial, el desprestigio de estas comunidades. Esta actuación se realizo con operaciones en el exterior

En esta comunidad más de 85 personas han sido asesinados o desaparecidad desde 1996. Los crímenes permanecen en la impunidad.

Rito Alejo del Río fue precluido de su responsabilidad en el asesinato de Marino López, la operación "Génesis" y más de 300 crímenes asesinados, desparecidos en la comunidad de Cacarica, Dabeiba, San José de Apartadó, Jiguamiandó y Curvaradó

Si bien esta esta es una decisión importante, caben los recursos de ley por parte de la Defensa de Del Río. De confirmarse la de decisión es un avance en el derecho a la justicia. Sin embargo, aparecen ocultos otros planificadores, determinadores de la operación militar, vinculados a sectores importantes de poder empresarial, que siguen disfrutando de la impunidad. Esta decisión confirma la verdad real desoída a las víctimas de Cacarica por sectores de diversos gobiernos desde Samper, Pastrana, Uribe y Santos

Apartes del prontuario de uno de los victimarios del bajo Atrato Rito Alejo del Río Rojas

Entre 1982 - 1983 se encontraron en Israel con Carlos Castaño y aprovechó para conseguir arsenales de armas para los paramilitares.

Entre 1985 - 1986 el paramilitar Alfonso de Jesús Vaquero, alias “Negro Vladimir” confesó en su indagatoria, que se reunió con el coronel Del Río para coordinar las actividades paramilitares en la región, mientras era comandante del Batallón Reyes de Cimitarra Santander.

Entre 1986 - 1987 mientras era comandante del Batallón Girardot de Medellín ordenó asesinar a una familia de Santa Rosa de Osos, Antioquia, a la que consideraba guerrilleros. Un cabo decidió desobedecer las órdenes y fue sancionado por el militar.

Entre 1996 recién llegado a la comandancia de la brigada 17 de Carepa Antioquia se dio la desaparición, en la sede de esa unidad militar a Alcides Torres Arias y Angel David Quintero. El Coronel Carlos Alfonso Velásquez Romero, Segundo Comandante de esa misma brigada 17 y Jefe de su Estado Mayor, denuncio que Del Río había dejado de actuar contra los paramilitares, sus hombres los dejaban circular con libertad y había información de la brigada de la que era conocedor Carlos Castaño.

En febrero de 1997 Del Río desde la comandancia de la brigada 17 ordenó la operación ""Génesis" en la que militares y paramilitares asesinaron al afrodescendiente del Cacarica, Marino López, a quien cortaron la cabeza y la patearon en repetidas ocasiones como jugando fútbol. Por las operaciones militares y paramilitares la población fue desplazada forzada.

En abril de 1997, mientras seguía siendo comandante de la brigada 17, la alcaldesa de Apartadó, Gloria Cuartas, denunció que paramilitares ingresaban y salían sin problemas de la brigada 17, la unidad de acción entre las dos estructuras y la ausencia de persecución a la misma.

Entre l996 - 1997 ante la Procuraduría, el ex soldado ex soldado profesional Oswaldo de Jesús Giraldo Yepes que perteneció a la Brigada 17 atestiguó que fue obligado a trabajar en apoyo y en unidad de acción con las estructuras paramilitares que operaban en Urabá por este mando militar. El testigo da fe de las reuniones del Río en la Brigada 17 con paramilitares.

Entre 1996 - 1998 el Capitán, hoy retirado, de la Policía Nacional, Gilberto Cárdenas González, quien fue Jefe de la SIJIN de Urabá sorprendió en el Totumo, Necoclí, al general Del Río en reunión con 11 jefes paramilitares y 3 jefes de las convivir de la zona.

En 1998 en un documento secreto y posteriormente desclasificado del Departamento de Estado de los Estados Unidos se le: “REF: A) BOGOTA 292141Z MAY 98 B) BOGOTA 071647Z APR 98 INVESTIGACIÓN DEL GENERAL RITO ALEJO DEL RIO, COMANDANTE DE LA BRIGADA 13 (BOGOTA) ESTA TAMBIÉN EN CAMINO. SEGÚN LA PRENSA, LOS SUPUESTOS VINCULOS DEL GENERAL CON LOS ACCU PARAMILITARES DE LA REGION DEL URABA, MIENTRAS QUE ESTUVO AL MANDO DE LA BRIGADA 17 DESDE DICIEMBRE DE 1995 A DIECIEMBRE 1997, SON OBJETO DE LA INVESTIGACION”.

En 1998 Del Río fue comandante de la Brigada 13 en Bogotá. En ese año sucedió el secuestro y posterior asesinato del empresario israelí Benjamín Khoudari y de otras personas en 1998, los instructores del expediente 35.487 sobre el caso, al realizar una inspección en la empresa MELTEC, S. A., de telefonía celular, comprobaron que tres números involucrados en llamadas relacionadas con esos secuestros correspondían a celulares asignados a Rito Alejo del Río, representante legal de la brigada 13.

En Mayo de 1998 el comandante de la brigada 13 realizó un allanamiento arbitrario la sede de la Comisión de Justicia y Paz, pretendiendo ingresar, según fuentes de alta credibilidad , armas y material de propaando de los grupos guerrilleros> En 2008,Luis García y Rubén Salazar consiguieron, por petición del Río a un falso testigo para que declarara que algunos defensores de derechos humanos y sindicalistas le habían pagado para que declararan en contra del general. El falso testigo, declaró luego que el General lo había recibido en las instalaciones de la brigada 13 luego de su “declaración”; cómo lo había abrazado y agradecido, brindándole un almuerzo en la Brigada y enviando a su chofer para que lo llevara a tomar un bus de regreso a su casa.

En octubre de 1998 se conoció una comunicación del general, ya siendo procesado por el asesinato de Marino López, con el ex Ministro Fernando Londoño Hoyos, donde el ex militar planteó desarrollar una estrategia de desprestigio y de montaje judicial contra integrantes de la Comisión de Justicia y Paz

En septiembre de 2000, ya desvinculado del Ejercito el General del Río se reunión con Carlos Castaño, Salvatore Mancuso y otros paramilitares en la finca La Veinticuatro de Necoclí. Luego, un grupo de 60 paramilitares salieron de esa finca a cometer una masacre en Tierra Alta Córdoba.

Entre 2007 - 2009 el paramilitar del bloque bananero Ever Veloza confesó haberse reunido con el G. Rito Alejo en la Brigada 17, haber sacado vivos de la brigada en vehículo del ejército a dos personas que luego desapareció y de haber tenido plena colaboración del general.

En mayo de 2007, Salvatore Mancusodeclaró ante la Fiscalía, que el general Del Río y dos generales más, trabajaron con él para lograr los objetivos de la "pacificación" de Urabá. Aseguró que el general les indicaba a los escuadrones paramilitares qué terrenos podían tomar y cuáles zonas estaban libres de peligro para concentrar a los hombres reclutados.

En noviembre de 2007 se conoció el testimonio del ex Sargento Edwin Guzmán quien se vinculó a los paramilitares que operaban en Urabá a mediados de los años 90 y que le reveló a dicho medio: “A mi general Rito Alejo Del Río lo llaman ‘el papá de las autodefensas’ porque fue quien empezó a uniformarlas y a darles el manejo militar que se necesitaba. En esa época los paracos llegaban hasta la brigada uniformados y con armamento. Llegué a ver incluso a dos contraguerrillas de las autodefensas embarcándose en un helicóptero MI del Ejército, en el helipuerto de la Brigada”.

Freddy Rendón Herrera, alias El Alemán, reconoció que hombres bajo su mando ejecutaron entre febrero y abril de 1997, la Operación Génesis con efectivos de la Brigada 17, al mando del general (r) Rito Alejo del Río.

Bogotá, D. C., 24 de agosto de 2012.

 

Author
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz