Lamentamos que la protesta pacífica que adelantan las organizaciones, comunidades rurales en Colombia haya sido reprimida de forma tan grave, desbordada, violenta por parte de las Fuerzas policiales y de las Fuerzas Militares.
La protesta legítima debe ser siempre respetada y los gobiernos deben asegurar la libertad de expresión y de locomoción. Esas garantías hacen vivas las democracias y son responsabilidad del Estado asegurarlas.